Las bases de la paz

No entiendo muy bien las causas del problema diplomático con nuestros vecinos (como cosa rara). Que EEUU le está dando apoyo lógico y físico a Colombia para (hay que tener buena fe y creer) su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. A nuestro amigo y nunca lo suficientemente bien ponderado Chávez (y su también amigo Correa, tan amigo que merece estar entre paréntesis) le parece que este hecho es el acabose porque atenta contra la gran integridad de la que goza actualmente la región. ¡Pero si es que somos casi como la Unión Europea, hermanos en las buenas y en las malas, etc, etc, etc! Y los malos de arriba (norte pues, para que los menos incultos me comprendan) quieren meter las garras en nuestra pacífica villa para armar la guerra y todo eso. Qué desconsiderados, encima de que nos invaden a la fuerza con sus productos y su cultura, nos quieren meter pos los ojos sus militares.

Pues ¡pamplinas! Si estamos como estamos, en la situación es por la insensata y persistente guerrilla que nos aqueja desde tiempos inmemorables, que no se puede convencer a sí misma de que ya perdió y de que el sistema que proponen está anticuado y es ineficaz para el desarrollo humano. Es por el cabeciduro del presidente de nuestro hermano país Venezuela, que se creer el mesías de nuestro humillado pueblo latinoamericano… o al menos eso es lo que quiere dar a entender. Es por el otro cabeciduro de nuestro presidente, que no halla oportunidad para vender nuestro país al mejor postor, que oh coincidencia, suele ser nuestro vecino rico.

Hay que ser escépticos, no tomar una posición demasiado sesgada hacia algún lugar sin estar totalmente seguros de lo que se cree. Leer, informarse, pero en serio, no sólo por lo que nos dicen los medios de incomunicación o lo que nos dicen los capuchos que se paran a tirar piedra al frente de las universidades públicas. Y sobre todo, tener una visión un poco más global de las cosas, mirar desde arriba (ahora si arriba, no norte) las cosas y como un todo. Ese es el enfoque que se necesita para resolver los problemas, o al menos la mayoría. Tratemos de ponernos en los zapatos de otros, pero en serio.