Vamos a culturizarnos

Leo esta mañana en El Espectador acerca de la casi inminente inauguración del nuevo centro cultural Julio Mario Santodomingo, en el norte de Bogotá. Este centro cultural será la cuarta biblioteca mayor de la red de bibliotecas distritales, Biblored (a la cual, claro, estoy afiliado).

Mucho se ha dicho acerca de los actos filantrópicos de los multimillonarios, sobre todo con relación a los beneficios tributarios que logran derivados de las causas sociales. Y este caso no fue la excepción.

Pero yo debo protestar. No contra la donación del grupo Santodomingo para evadir impuestos, no contra la donación del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo para la construcción del Edificio de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Colombia, probablemente con el mismo objetivo. No, debo protestar contra los que no están de acuerdo con estos actos de (llamémosles de alguna manera) altruismo.

  • En muchos países los multimillonarios y las grandes compañías y conglomerados hacen donaciones a causas culturales y sociales, derivando esto en unos beneficios en los impuestos que deben pagar. Esto no es malicia indígena, no es corrupción. Simplemente es un incentivo de los gobiernos. Además, mejora notablemente la imagen del donante. ¿No ha mejorado la imagen mediática de Bill Gates tras la consolidación de su fundación Bill & Melinda Gates?
  • En un país como Colombia, en todo caso, la mayor parte del dinero de los impuestos va a parar a los bolsillos de los políticos corruptos, que no escasean. Además, por regla general una organización de carácter privado tiene menos fugas de dinero y corrupción que un gobierno o una secretaría distrital, un ministerio o cualquier ente público. Así que para mí es preferible que ese dinero se invierta todo en una obra como la mencionada biblioteca a que una cantidad aún mayor se la terminen robando.
  • No menos importante, las obras de filantropía casi siempre ayudan a la población directa o indirectamente, mejoran el aspecto de una ciudad y en muchos casos hasta salvan vidas. Y promocionan algo que tanto le falta al mundo: el amor por el prójimo.

Entrando en tema, me parece genial el proyecto del centro cultural Julio Mario Santodomingo. Soy usuario habitual de la Biblioteca Pública Virgilio Barco, otra de las (ya casi) cuatro bibliotecas mayores de Biblored debido tal vez a mi cercanía con esta. Y tengo que decir que, aunque en ocasiones el catálogo se antoja incompleto, estoy más que satisfech0 con el servicio. La arquitectura el lugar, el ambiente, el silencio, dan un muy buen aire para lo referente a cuestiones académicas y no tanto, como leer por pura diversión o incluso escribir una entrada del blog.

Sin embargo estoy un poco desilusionado en lo referente a la acogida por parte de la población. Casi todos los días que he ido, y no se puede decir que sean pocos, la biblioteca se encuentra en su sala de lectura semi-vacía. Es posible que este sea un efecto óptico derivado de la buena iluminación y el espacio del lugar, pero aún así me quedo siempre con la impresión de que a la gente simplemente no le interesa irse a una biblioteca a saciar sus ganas de saber. Es más, a veces esa impresión se agudiza, haciéndome creer que mucha gente no tiene en absoluto ansias de saber.

La afluencia a otra importante biblioteca de Bogotá, la Luis Ángel Arango es más concurrida. Esto tiene sentido: el precio de suscripción para préstamo externo es mucho más prohibitivo, de manera que hace que el suscriptor tenga que pensárselo dos veces antes de desembolsar, y evaluar si en realidad se justifica.

Yo hago una invitación a que concurramos a las bibliotecas de nuestra ciudad con más propiedad y más frecuentemente. Son espacios realmente tranquilos tanto para el estudio o la investigación, como para simplemente ponerse a pensar o, por qué no, a no pensar. La oferta que ofrece Bogotá puede no ser la mejor del mundo, pero no es tan mala como para renegar de ella. Ha habido muchos avances cívicos y culturales en Bogotá, tal vez algún día recuperemos ese antiguo apodo de la Atenas suramericana.